sábado, 18 de junio de 2011

FUNDAMENTOS EPISTÉMICOS DE LOS ESTUDIOS CUANTITATIVOS


Autor: Boris Asdrúbal Arroyo Vergara

El conocimiento concebido por las ciencias empírico-analíticas se fundamenta en los procesos de observación y experimentación, y las teorías que generan establecen relaciones hipotético-deductivas de enunciados que posibilitan su comprobación empírica de una manera sistemática. Es por ello, que para estas ciencias, la realidad está conformada por hechos observables que pueden ser comprobados experimentalmente y capaces de generar conocimientos generales aplicables a distintas situaciones.

En el plano conceptual la vertiente de pensamiento que dio origen al uso de técnicas y métodos cuantitativos en la investigación, es la prevalente en los pensadores de la revolución científica (Von y Georg, 1979). Hombres como Newton, Descartes y Bacon, quienes aportaron las ideas básicas del pensamiento científico que rige en la actualidad.

Francis Bacón no compartió la lógica aristotélica. Según él, no era posible esperar un avance del conocimiento haciendo uso del silogismo pues éste no captaba la realidad, debía usarse la experiencia sobre la naturaleza como fuente dinámica del saber, lo que explicaba el avance de entonces de las artes mecánicas. Había que preguntarle a la Naturaleza colocándola en una situación forzada de suministrar respuestas, es decir usar la experimentación. Además Bacon pensaba que el futuro de la epistemología estaría signado por la tecnología.

La elevación de la tecnología al mismo plano que el de la filosofía y la postulación del concepto de experimento, como artilugio para arrancar bajo apremio los secretos a la Naturaleza, fueron los principales aportes de Bacon a lo que fue la revolución científica.

Por su parte, Rene Descartes participa con Bacon en la crítica al escolasticismo, pero su principal preocupación era la certeza. Consideraba que la filosofía trataba de basar la ciencia en meras opiniones y comenzó por ponerlas todas en duda. El único postulado cierto para Descartes fue su célebre “pienso luego existo”. Es así como se dedicó a establecer un método de pensamiento tan riguroso que garantizara la certeza de las conclusiones que arrojaran cualquier fenómeno en estudio, para lo cual hizo uso de las matemáticas y la geometría.

Las matemáticas proveían el uso de técnicas cuantitativas, a través de los números, como único soporte para probar la certidumbre. La geometría, por su parte, aportaba el método para la solución de los problemas: el análisis y la síntesis. Lo primero consistía en dividir el problema en partes constitutivas más simples y comprender exhaustivamente cada parte. Lo segundo suponía conocer la interrelación de las partes y la contribución de cada una de ellas al problema, para agruparlas luego como un todo y obtener su comprensibilidad (Descartes, 2006).

Este método podía ser aplicado a cualquier fenómeno. Descartes asumía que todas las cosas consistían en la suma de sus partes, idea inmersa en su filosofía mecánica. Según ésta el Universo podía catalogarse como una enorme máquina en la cual cada elemento se conforma de materia y movimiento. Así, el hombre puede conocerlo todo haciendo uso de su razón, lo que implicó la separación entre mente y cuerpo, y entre sujeto y objeto, ideas pilares del enfoque cuantitativo.

No obstante que en su época el empirismo y el racionalismo, aportes de Bacon y Descartes respectivamente, surgieron como dos epistemologías opuestas la unión de sus ideas conforman el más sólido fundamento de la revolución científica, resultando no sólo complementarias sino constituyéndose cada cual como una posibilidad concreta de actualización de la otra: habían creado un método y se transformaron en un nuevo modo de pensar, una nueva conciencia.

Esta mentalidad, revolucionaria para su época, fue encarnada por Isaac Newton en su visión del cosmos basada en la ley de la gravedad. Bajo los cánones de la nueva ciencia no necesitaba (ni podía) explicar qué era la gravedad, por qué ni cómo surgía, lo importante era observar, medir y hacer predicciones que se fundamentaran en ella. Esta, su filosofía experimental, llamada posteriormente positivismo por Auguste Comte, constituye otro de los pilares de los diseños cuantitativos de la investigación educativa de la actualidad.

La revolución científica cambió radicalmente la conciencia y la vida del hombre, haciéndolo valorar la utilidad, el logro, lo práctico; lo hace olvidar al ser en el hacer y el tener; creer sólo en lo visible, confiar sólo en su razón.

El sujeto que conoce se sitúa frente al objeto que es conocido, fuera de él, implicando una diferenciación ontológica entre ellos. El primero aprehende al último, conociéndolo con su mente y su razón, dividiéndolo en partes constitutivas, midiéndolo, recomponiéndolo y en última instancia manipulándolo y controlándolo, método científico del conocimiento que tácita y gradualmente no sólo legitima el control sobre los objetos sino también sobre los demás seres humanos (Berman, 1995)

Es una nueva forma de conocer dónde el objeto es desprovisto de sentido, los procesos naturales son despojados de sus objetivos inmanentes por lo que su único valor posible, es su valor de uso. El resultado del método, conocimiento de la verdad, equivale no al bien sino a la utilidad del mismo.

Este proceder empírico-racional es retomado posteriormente por Auguste Comte y Jhon Stuart Mill, a partir de quienes se empieza a hablar de positivismo, y cuya doctrina es considerada por muchos el fundamento epistémico de los diseños cuantitativos. El nombre es acuñado por Comte pero también apropiado para caracterizar la posición de Mill (Von y Georg, 1979).

Mill se asocia a un sentido del positivismo clásico que lo vincula con una teoría de verificación del resultado (Mill, 1999), en tanto Comte asume por encima de todo una filosofía de la ciencia cuya idea central sostiene que la realidad está fuera del sujeto, totalmente hecha, acabada y plenamente externa y objetiva. Tal como ocurre en los estudios de tipo cuantitativo el aparato cognoscitivo de quien investiga es un espejo de la realidad, así ser objetivo es copiar esa realidad sin deformarla, y la verdad consiste en la fidelidad interior de la realidad percibida (Comte y Marías, 2000).

Para lograr absoluta certeza, plena objetividad y una verdad incuestionable, los positivistas de los últimos tres siglos (Locke, Hume, Mill, Comte y otros) han tratado de establecer un origen sensorial para todos los conocimientos. Solo las experiencias sensibles podían considerarse fenómenos adecuados para la investigación científica; sólo lo verificable empíricamente sería aceptado en el cuerpo de la ciencia; la única y verdadera relación sería la de causa y efecto; y los términos básicos de la ciencia debían representar entidades concretas, tangibles, mensurables y verificables (Kenny, 2005).

Por otra parte el positivismo considera a la ciencia como un sistema lingüístico, la inducción es el método para derivar de los datos las leyes de la naturaleza, de igual manera las teorías son inferidas a partir de las observaciones, la realidad es estática, uniforme a través del tiempo y del espacio, por lo que las ciencias naturales y las humanas persiguen el mismo objetivo, descubrir leyes generales que sirvan de explicación en diversos contextos y puedan utilizarse para predecir comportamientos siguiendo las mismas metodologías.

Es interesante destacar, que el positivismo evolucionó con el llamado Círculo de Viena (conformado por Johan Craidoff, Moritz Schilck, Kurt Gödel y Felix Kaufmann, entre otros), que comenzó a difundirse en 1929 influenciado por los trabajos de Karl Popper, defendiendo el empirismo de David Hume, Jhon Locke y Ernest Match, el método inductivo, la unificación del lenguaje científico y la reducción de la metafísica, dando origen a una especie de empirismo-positivismo conocida como positivismo lógico, neopositivismo, empirismo lógico o neoempirismo, aunque los miembros del Circulo preferían llamarlo empirismo consecuente.

En conclusión, en opinión del autor, si de buscar se trata un origen epistemológico de la investigación que usa predominantemente procedimientos, métodos, técnicas e instrumentos cuantitativos en la filosofía del pensamiento, este no es otro que el positivismo, en cuyas características explicadas se ve reflejado cada uno de los postulados defendidos por los investigadores de corte cuantitativo.

Dicho enfoque no solamente recoge la visión epistemológica del Círculo de Viena, sino también la de los pensadores de la revolución científica y sus sucesores. Es así como Nagel (1968) ya concretara la metodología cuantitativa para buscar explicaciones sistemáticas y controlables al conocimiento científico, hallar relaciones de dependencia entre eventos aparentemente desvinculados, que suministran indicadores para modificar determinadas prácticas a fin de enfrentar situaciones nuevas.

Los métodos cuantitativos, permiten desarrollar explicaciones lógicamente integradas, perfeccionando la capacidad de discriminación de sus procedimientos de validez y prueba, aumentando los elementos de juicio para elaborar conclusiones. Considera el autor que los estudios cuantitativos toman del positivismo la premisa de que el carácter abstracto de las formulaciones científicas no es lo primordial, sino su fundamentación en estructuras generales obtenidas a partir de características comunes, observables y medibles, a través de procedimientos lógico – experimentales complejos que se articulan entre sí con el fin de elaborar sistemas explicativos aplicables a grandes conjuntos de fenómenos diversos.

REFERENCIAS

Berman, M. (1995). El Reencantamiento del Mundo. Chile: Ediciones Cuatro Vientos.

Comte, A. y Marías, J. (2000). Discurso sobre el espíritu positivo. Madrid: Alianza Editorial.

Descartes, R. (2006). Discurso del método. (Sexta edición). Madrid: Editorial TECNOS.

Kenny, A. (2005). Breve historia de la filosofía occidental. Buenos Aires: Editorial Paidós.

Mill, J. (1999). El utilitarismo. Madrid: Alianza Editorial.

Nagel, E. (1968). La estructura de la ciencia (Problemas de la Lógica de la Investigación Científica). Buenos Aires: Editorial Paidós.

Pérez, Y. “Fundamentación Teórica de Diseños Cuantitativos”. Disponible: http://www.webquestceys.com/majwq/wq/ver/481. [Consulta: 2011, junio 07].

Von W. y Georg H. (1979). Explicación y comprensión. Madrid: Alianza Editorial.

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