sábado, 18 de junio de 2011

EL PARADIGMA CUANTITATIVO... ¿ES UN CAMINO CORRECTO EN LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA?



Nancy Antolínez G.


El conocimiento desempeña un papel fundamental en la vida de los hombres y de la sociedad en general. La modalidad más primaria del conocer es la comprensión; que se puede enfocar desde dos puntos de vista diferentes: la imprecisa e inconsciente y la consciente, reflexiva y objetiva. Sin embargo, es importante destacar que como lo afirma Shulman (1986) ”El conocimiento no crece de forma natural e inexorable. Crece por las investigaciones de los estudiosos (empíricos, teóricos, prácticos) y es, por tanto, una función de los tipos de preguntas formuladas, problemas planteados y cuestiones estructuradas por aquellos que investigan” (pp.9y10).

Por otra parte, Bunge (1981) opina que para que un conocimiento pueda considerarse como conocimiento científico, debe ser racional, sistemático, exacto, verificable y fiable. Ahora bien, tan importante como este conocimiento y sus características, es la forma como se obtiene o el método científico usado a tal efecto, así, la producción del conocimiento no puede separarse de sus circunstancias de aparición. En ese sentido, interesa principalmente hablar de una historia epistemológica del conocimiento.

Aunque la epistemología es una reflexión sobre la ciencia, es interdisciplinaria por su naturaleza; no pretende gobernar sobre la ciencia; por el contrario busca su integración a ella. Su objetivo no es aquello que la ciencia trata sino su discurso, el científico. En este orden de ideas, Sarramono (1991) indica “el conocimiento científico y la manera de acceder a él son relativos y están en función de cada momento histórico, lo que nos debe motivar a seguir investigando permanentemente en la búsqueda de conocimientos cada vez más amplios y estables”.(p.257).

Para realizar investigación, hablando específicamente de la educativa, es importante tomar en cuenta tanto el conocimiento predominante, como las demandas de la sociedad en donde nos estamos desenvolviendo, pues este conocimiento se constituye en un proceso histórico-social de la actividad humana. Así, actualmente se consideran tres enfoques o paradigmas, los que pueden ser utilizados con la misma confiabilidad, sin embargo es importante definir en cual ubicar el estudio, pues como es lógico, los paradigmas influirán en la manera de ver e interpretar el acto educativo. Estos son:

· Enfoque Sociocrítico ó Investigación-Acción:

Como característica resaltante, busca que el sujeto se involucre en la reflexión crítica del hecho social y sea autocrítico, para que se constituya en fuerza de cambio y transformador social.

Kurt Lewin en 1946, lo propone como el camino para la comprensión de la globalidad y complejidad social y la búsqueda de mejoras de la misma, a través de la crítica ideológica. Pretende que los individuos analicen la realidad y se involucren con la evolución de los valores para mejorar su calidad de vida y aprender de sus experiencias, es decir, es una investigación participativa y transformadora con respecto al “objeto” de estudio, considerado desde esta perspectiva como persona.

· Enfoque Cualitativo:

Pretende comprender e interpretar la realidad, los significados e intencionalidad de las personas.

Es un movimiento filosófico del siglo XX, fundado por Edmund Husserl, seguidor de Max Scheler, y describe las estructuras de la experiencia tal y como se presenta en la conciencia, sin recurrir a la teoría, deducción o suposiciones de otras ciencias. Es un tipo de búsqueda que intenta ver como los sujetos en investigación se comunican para construir una realidad.

· Enfoque Positivista ó Cuantitativo:

Pretende explicar y predecir hechos a partir de relaciones causa-efecto (se busca descubrir el conocimiento). El investigador busca la neutralidad, debe reinar la objetividad. Se centra en objetos observables y que se pueden cuantificar.

Sus orígenes se remontan al siglo XVII con Francis Bacón, quien a través de una nueva organización del conocimiento, así como de una nueva epistemología, con la cual llevaría al hombre hacia la “luz”, guiado por la razón, pretendía liberarlo del mito y la tradición, pero es Rene Descartes quien da las bases de la investigación en su libro “El Discurso del Método”. Así, se pasa al Siglo XVIII mejor conocido como el “Siglo de las Luces”, en donde Isaac Newton, descubre las leyes de la gravitación, con lo cual abre un gran panorama de investigación.

El considerado padre del Positivismo, Augusto Comte, originó un pensamiento filosófico para crear un movimiento intelectual, con la finalidad de derribar la cosmovisión tradicional de corte teológico y así sustituirla con la racionalidad de todos los procesos relacionados con la vida del hombre, pero es Emile Durheim, quien lo difunde y lo describe con lujo de detalle en su libro titulado “Las Reglas del Método Sociológico”.

A principios del siglo XX se conforma el “Circulo de Viena” con pensadores como Neurath, Kraft, Waishann y el más sobresaliente, Carnap, quienes dieron origen al Positivismo Lógico, mejor conocido como Neopositivismo, replanteando las ideas de Comte, argumentando que los avances en Matemáticas, Lógica y Filosofía, llevan a utilizar la reflexión filosófica-lógica y es donde se utiliza por primera vez, el término empirismo lógico. De allí surge, en 1920 la Teoría del Lenguaje Científico, al buscar los hechos manifestados tangiblemente y dejando a un lado los sentimientos y apreciaciones subjetivas, es decir, se utilizan estrategias de tipo cuantitativo para la recogida de información y busca el conocimiento a través del tratamiento matemático-estadístico.

Ruiz (2002) afirma que ha surgido “desde finales del siglo XIX, un marcado interés por la medición de variables psicológicas, tales como la inteligencia, las aptitudes, la creatividad, las actitudes, la motivación y los rasgos de la personalidad, entre otros” (p.15). Factores como éste, en opinión de la autora, aunado al gran desarrollo de la teoría psicométrica y al apoyo de los medios electrónicos, han propiciado el auge de la medición psicológica que ha ido cada vez más en ascenso, con su correspondiente repercusión directa en otras áreas de conocimiento, como es el caso de la investigación educativa bajo el paradigma cuantitativo, para lo cual el apoyo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han resultado una valiosa herramienta para el acopio y tratamiento de datos y variables, especialmente por la versatilidad y cantidad de paquetes de carácter estadístico con los que hoy día se cuenta.

Sin embargo, a pesar de ésta y muchas otras afirmaciones al respecto, sigue estando presente el dilema sobre la conveniencia de si se debe tomar prestado o no, el método de las ciencias duras para investigaciones en ciencias sociales. Pero no tienen que ser los métodos los que definan y condicionen las investigaciones a desarrollar o los problemas a tratar, considera la autora que lo que se debe hacer es encontrar cuál es la manera para incrementar el conocimiento, manera en la que se integren la teoría, el método y las diferentes técnicas según el momento y la realidad en estudio. Además, es innegable ante la abundante evidencia, el aporte desde el paradigma cuantitativo, al crecimiento del cuerpo científico.

Algunos ejemplos de investigaciones educativas y de otras áreas, desde el enfoque cuantitativo, podrían ser:

· Realizar mediciones y predicciones del comportamiento regular de grupos de estudiantes en una escuela.

· Explicar estadísticamente, los resultados de una prueba de ingreso a la Educación Universitaria.

· Confrontar teorías y praxis

· Detectar discrepancias

· Hacer análisis estadísticos para establecer conexiones, generalizaciones y abstracciones.

En definitiva, en el campo educativo hay tanto por investigar y las formas de hacerlo están tan ligadas al investigador que pueden tender a ser infinitas, por lo que tal vez sería recomendable en pro de la ciencia, dejar de lado la polémica y centrarse en la producción de conocimientos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BUNGE, M. (1981). La ciencia, su método y su filosofía. 2nda edición. Buenos Aires: Siglo XX.

DESCARTES, R. (1977). El discurso del método. 3era edición. Méjico: Porrúa, Serie Sepancuantos.

DURHEIM, E. (1988). Las reglas del método sociológico. Méjico: Alianza editorial.

PERE M., R. Ciencia y metodologías de investigación. Diseño de una investigación educativa”, Facultad de Educación UAB. 2010. Disponible: en http://peremarques.pangea.org/edusoft.htm . [Consulta: 2011, mayo 10].

RUIZ, B. C. (2002). Instrumentos de Investigación Educativa. 2nda edición. Venezuela:CIDEG.

SARRAMONA, J. (1991). Tecnología Educativa: una valoración crítica. 1era edición.Barcelona: CEAC.

SHULMAN, L. (1986). Paradigmas y programas de investigación en el estudio de la enseñanza: una perspectiva contemporánea. 1era edición.Barcelona: Paidós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario